domingo, 9 de junio de 2013

Todos los días menos el fin de semana

Despierto alterado y sin ganas de empezar un nuevo día, ya sea verano u otoño, invierno o primavera el despertador siempre suena a la misma hora. La justa para amargarme ya desde la mañana cuando aún no ha salido el sol, y el cielo encapotado de estrellas estrelladas en la luna. Enamorados, soñadores, pirados y borrachos salen o entran a la misma hora a la que suena el despertador. Ellos para seguir y camelar a la luna, yo para encontrarme.

Diario de abordo

Sueño con abrazar el aire o saltar de estrella en estrella, con tener un amor eterno, verdadero, de los buenos. Con aspirar a conocer más allá de mi cultura, más allá de los cielos, de las nubes. 
Muchas noches sueño que soy capitán de una patera a la deriva. Sin bandera ni tripulación. Hago del viento y la luna mi alimento, del ron añejo mi sed. No hay timón, ni timonel. Voy de aquí para allí, sin saber a dónde ir. A veces se deja ver alguna sirena varada en los arrecifes tomando el sol, dejándose ver. Sin tocar por favor, que luego hay que pagar. Paso las horas matando el tiempo en una tabla mal apuntalada. Feliz y angustiado escribiendo el diario de abordo.